Chata me mordió. Olvidé la psicología que los determina, ella es mi dueña. No al revés.
Esta mañana mientras yo desperté a su lado y comencé a hacer los juegos de siempre. Ella
atacó sin siquiera dejarme pensar que era un juego. Su dientito filudo y puntiagudo muy
profundo en la palma de mi mano.
Está enojada porque al final Seth no se ha ido de la casa, sigue aquí y al parecer le ha costado
mucho trabajo reconocer que ya no somos sólo ella y yo.
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