venía a toda velocidad para alcanzar a pasar ese semáforo,
y me tuve que frentar durísimo, porque si no, me llevaba a ese muchacho que iba cruzando en ese momento.
Se detuvo enfrente de mí porque pensó que no alcanzaría a frenar, (por qué las personas nos paralizamos ante los miedos o posibles impactos?) y yo justo frené, lo ví y el me vió. Le dije con voz pausada y suave:
sas!
te atropellé.
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