lunes, agosto 17, 2009

Considerando a las bestias.

Hoy tuve una inspiración culinaria y ni siquiera estoy presumiendo, que me esforcé demasiado o que cociné por más de dos horas un platillo extraordinario. Me refiero a que simplemente tuve los suficientes ánimos para pasar algunos minutos cociendo, quemando, partiendo y picando lo que serían mis alimentos para la hora de la comida.
Consistió en un trozo de milanesa mal empanizada (una sobra que dejé el día sábado que comí en un restaurante "caro" que bajó pésimamente su calidad de cocina). Agregué una papa en rodajas, con trocitos de cebolla como guarnición. Claro que puse las consideradas especias para darle más saborsito a la carne mal preparada anteriormente. Además un poco de spaguetti con salsa bolognesa igualmente acompañada de trocitos de cebolla. [amo la cebolla]. Volviendo a la carne, no me fue suficiente condimentarla, entonces le encimé un chile ancho verde asado, lo cual terminó por conseguir el punto de sabor que tenía en mente.
Con esto en resumen conseguí sentirme plena hasta el último bocado que di de ese plato que me quedó exquisito.


Mientras comía, Fab se me unió con un plato que llevaba únicamente una cabeza de brócoli enorme, el cual comía pausadamente mientras yo le hice una pregunta irrelevante. Sin pensar que ésta nos llevaría a conclusiones abruptas e ilustradoras, conseguimos enterarnos de la manera más lógica, sobre los escudos psicológicos que utilizan los hombres para demostrar su "hombría".

La pregunta fue: ¿por qué en las barberías a los clientes les dan revistas como playboy o donde sea que salgan emperatrices encueradas?

Al meollo, con una tranquilidad y claridez Fab opinó: Justamente las barberías son atendidas por hombres, que atienden a hombres y están todo tiempo entre hombres. Existe un contacto directo, corpóreo y sensible entre ellos. En este caso el contacto entre el estilista y su cliente.

-y en las cabezas...- le enfaticé

Continuó: ...sí, justamente el tacto a ciertas superficies sensibles para nosotros los vatos. Entonces parece ser que tienen que reiterar que se trata de meramente una ocupación de hombres, aún teniendo ese contacto tan próximo entre ellos mismos. De hecho pienso que son en las contadas ocasiones, en ocupaciones como estas e incluso en los deportes de contacto, que son entre hombres. Donde "está permitido" tener ese choque íntimo. Acercamiento. Me atrevo decir además que normalmente sólo cuando están borrachos, también se desinhiben mucho más para decir: te quiero, abrazarse, eres lo máximo cabrón!...En tacha o en algún ácido, dirán ...oh! la vida! qué chida...hermosa. Pero sin eso, nada.

El espacio entre hombre y hombre es un abismo. La demostración de afecto debería estar permitida sin tener tanto prejuicio. Pero bueno...


Después me quedé pensando que me encanta tanto, cuando un hombre huele a sudor. Claro, tolerable hasta cierto tiempo.
Pero oler un hombre a hombre, es para mí definitivamente un turn on.

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