domingo, septiembre 06, 2009

Fin de semana truqueado.

El viernes con el que comencé este fin de semana, fue el más revival en mucho tiempo. Antes de que dieran las 00:00 salí huyendo por medio de artilujios, de una ambiente ajeno y demandante, a otro que es lo mío-mío. En cuestión de minutos me encontré con la persona, los compas, que en estos tiempos valen la pena. Me abraza y me cuenta, le cuento, cómo va el columpio de toda una semana, aquí, allá, allá, acá, aquí...seguir penduleando en tantas cosas.
Dos mundos reunidos, por que lo más fino y sutil que uno desea encontrar al final, es la buena y sincera compañía. Como le dije: esa banda de la polaca se aburre mucho...según ellos disfrutan, pero es como una escena de teatro de pura retórica, nada más.

Bang, bang, bang!...tiroteo alegorías, lo que restó del viernes, el comienzo del sábado...panes franceses en la mesa, winis alemanas miniatura de punto salado preciso. Ni más, ni menos. Justo. Sí, creo que le tengo pavor a la sal...tengo ritos en las mesas de comensales con los saleros. No lo voy a explicar, todo es en vivo.
Entonces ese día se camina con la lluvia, cobijada con sombrilla para aguantar las distancias. También se entra a una tienda suigeneris donde encuentras desde garras, pinturas, libros, muebles...todo para el hogar. Hupop-Hupop.




El columpio se comienza a regresar...casi se acaba el sábado, se mantiene en el medio, con una carnita asada estilo sonorense, muchérrima cerveza. Gloria, gloria para el recuerdo de mi paladar, yo que soy oriunda del norte.

En eso, no corre un viento a favor y este columpio se impulsa demás para terminar sacando del asiento a la columpiada a tal velocidad...va a volar? o quien sabe si se estrelle? o caiga bien parada en pastito?.

Ahí quedó. Ni bien parada, ni gran salto mortal...se bajó de un empujón para darse cuenta. Me di cuenta y aprendí. Lo quiero, lo quiero, lo quiero...él, es más real de lo que esperaba. Me hace darme cuenta que puedo pulirme de una mejor forma.

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