miércoles, abril 11, 2007

echando las culpas.

un buen amigo me confesó que por las mañanas, en cuanto se levantaba, leía una o dos páginas de algún libro que tuviera a la mano. Buena manera de empezar un día, pensé.

Yo dejé taaan cabrón el hábito de la lectura desde que comencé mi última relación amorosa, que me duró genuina apenas unos tres meses. Los últimos dos fueron de lo más desmoronable que me ocurrió en un proceso de rompimiento. Ni mos. Así es esto de las albóndigas con arroz.

Desde hace dos meses, me hice de algunas conductas extrañas para retomar de nueva cuenta lo que tanto me apasionaba en ese entonces, leer.

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