lunes, mayo 28, 2007

Los de Latitud 32.


Estaba en avenida insurgentes, iba casi corriendo porque iba a empezar a llover. Bajando las escaleras de un sanborns antes de cruzar la avenida, me topé de golpe con Don Carlos y Carlitos, los dueños del café Latitud de Playas en Tijuana. Todo pasa en segundos, pero parece que pasan con letargo cuando corre el tiempo entre un encuentro inesperado y de suerte. Me vieron con sorpresa y me sonrieron, yo abrazaba a cada uno saludándolos, preguntando y exclamando...qué loco, qué hacen aquí?. Ellos hacían las mismas preguntas y exclamaciones. Iban con un chilango que al parecer los paseaba o los estaba convenciendo de algo, y es que lo mencionó cuando les pregunté que si se paseaban, el chilango fue el que contestó que pensaban en venirse. Yo me dirigí hacia ellos diciéndoles que no, que para qué, mejor quédense en la playa ahi está mejor. Carlitos tiró una risa y Don Carlos con su onda hippie de antaño se me quedaba viendo, no sé si pensaba algo por dentro, reflexionaba de lo que dije o nada más se me quedaba viendo por que sí. Se dieron cuenta que llevaba prisa y es que cuando ando así, pero me encuentro algo de sorpresa empiezo a voltear hacia todos lados al mismo tiempo y sigo la conversación de manera apresurada. Carlitos fue el que dijo, pues no te detengo más porque pienso que traes prisa, pues si y no pero bueno, que bueno verlos, qué loco...tu hija?...grandota verdad?...bueno adios, que la pasen suave. Se despedian y se iban al mismo tiempo que yo cruzaba la avenida. Lo último que dije casi del otro lado de la acera porque todavía me siguieron con la mirada:



...nos vemos en la playa!


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