cuando quedamos solas la chata y yo
en la casa
en la cama
llega e insiste con su cercanía que tal vez necesite, lo que yo interpretaría
un abrazo apachurrador de cuerpito felino
y entonces le pido mientras ella ronronea, mientras yo la aprieto a abrazos:
chata, volvámonos locas de amor.
volvámonos locas de amor.
Y la chata nunca se quita, siempre recibe todos mis abrazos y la petición a la locura.
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