muchas estancias momentáneas en un recorrido de noche. a lado de pprush y long. somos como un trío de perdedores que deambulan contando sus desgracias y felicidades mientras sorbemos gin tonic con una rodaja de pepino de los vasos respectivos.
chistoso, ambiguo y revelativo a las personas que nos encontramos y que sin quererlo, o por circunstancias freakys tenemos conexión. de unas a otras personas, por otras personas que nos llevan o estamos con esas personas...crazy.
esta ciudad capitalina abrumadora y ensordecedora en lo más recondito de su aparente otredad, resulta un mundo pequeño, ínfimo.
yo me comí unas quesadillas fritas que no probaba desde hace años!...insalubres exquisitas, saboreaba mientras mis compinches me esperaban con cara de mortandad por aburrimiento.
entramos en acción cuando acompañamos a un par de féminas conocidas por pprush, a un lugar popular de sanangel llamado pedro infante.
hicimos en conjunto una decena de amigos, sin exagerar, desde gorditas rubias despechadas hasta un par de hombres que son coproductores, dueños de galerías y uno que hablaba como francés en español porque su madre es francesa-marroquí.
chistoso, ambiguo y revelativo a las personas que nos encontramos y que sin quererlo, o por circunstancias freakys tenemos conexión. de unas a otras personas, por otras personas que nos llevan o estamos con esas personas...crazy.
esta ciudad capitalina abrumadora y ensordecedora en lo más recondito de su aparente otredad, resulta un mundo pequeño, ínfimo.
yo me comí unas quesadillas fritas que no probaba desde hace años!...insalubres exquisitas, saboreaba mientras mis compinches me esperaban con cara de mortandad por aburrimiento.
entramos en acción cuando acompañamos a un par de féminas conocidas por pprush, a un lugar popular de sanangel llamado pedro infante.
hicimos en conjunto una decena de amigos, sin exagerar, desde gorditas rubias despechadas hasta un par de hombres que son coproductores, dueños de galerías y uno que hablaba como francés en español porque su madre es francesa-marroquí.
los cantabares no son mi lugar predilecto para agotar las ùltimas horas de la noche de un sábado, pero un cuarto lleno de luz azul y mucha gente borracha bailando, hacen que me cague de risa de lo que en sí viene siendo mi vida...o la vida en sí.
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