desde hace días por fin logré comunicarme con Fito...(desde hace ya más de 2 años que no lo había logrado hacer.)
Tuvimos conversación profunda que nos llevó a plantearnos puntos esenciales acerca de las manías que nos unían y los escenarios que estaban puestos para que cada uno continuara su vida, independientes como lo habíamos hecho hasta ahora.
Platicar con él siempre ha sido un reto mental, porque cada frase de palabras que dice está tan bien insertada en la línea de su expresión. A mi me alerta inmediato, me sacude los pensamientos, cada pregunta que me hace, es sentirme abnegada. Termina poniendo altiva en todos mis sentidos.
El y yo tenemos una lucha de pensamientos, ideas y creencias que nos declaramos, la batalla es ir ganando uno a uno...cuando se siente débil o que llevo la delantera me dice, que pare de caprichos.Le replico diciendo que jamás escuchará de mi, lo que él quiere que diga siempre, mentiras...mentiras que para él cesan el inmenso miedo que siente.
Sabemos que no nos soportamos mutuamente después de determinado tiempo conviviendo, por eso el juego de luchar a diálogos continuos. Hasta caer en coqueteos verbales por accidente que permiten destensionar las ideas de franqueza que se acumulan y que terminan provocando incomodidad. Grandes dosis de franqueza pueden enfermar el ego, la vanidad de las personas, su estado emocional...por eso existen pocos valientes que demuestran comprensión ante la verdad.
Terminando la batalla dijo que nos veríamos pronto, me quedé tranquila de que fuera así. Mi sorpresa fue ayer por la noche, llamó y me pidió mirar por la ventana de mi casa. El estaba ahí con la tranquilidad autista que posee, entró y charlamos tanto, tanto.
Las cuatro de la mañana, y me di cuenta que me había sedado durante tantas horas con palabras que terminaron encontrando aquello por lo que yo había emprendido un viaje a un lugar tan lejano y ajeno a todo mi ser.
Ahora sé que tuve dos viajes, el de China y el que realicé conmigo misma. Del último no hay fotos, hay secuencias de reconocimiento y cambios.
Tuvimos conversación profunda que nos llevó a plantearnos puntos esenciales acerca de las manías que nos unían y los escenarios que estaban puestos para que cada uno continuara su vida, independientes como lo habíamos hecho hasta ahora.
Platicar con él siempre ha sido un reto mental, porque cada frase de palabras que dice está tan bien insertada en la línea de su expresión. A mi me alerta inmediato, me sacude los pensamientos, cada pregunta que me hace, es sentirme abnegada. Termina poniendo altiva en todos mis sentidos.
El y yo tenemos una lucha de pensamientos, ideas y creencias que nos declaramos, la batalla es ir ganando uno a uno...cuando se siente débil o que llevo la delantera me dice, que pare de caprichos.Le replico diciendo que jamás escuchará de mi, lo que él quiere que diga siempre, mentiras...mentiras que para él cesan el inmenso miedo que siente.
Sabemos que no nos soportamos mutuamente después de determinado tiempo conviviendo, por eso el juego de luchar a diálogos continuos. Hasta caer en coqueteos verbales por accidente que permiten destensionar las ideas de franqueza que se acumulan y que terminan provocando incomodidad. Grandes dosis de franqueza pueden enfermar el ego, la vanidad de las personas, su estado emocional...por eso existen pocos valientes que demuestran comprensión ante la verdad.
Terminando la batalla dijo que nos veríamos pronto, me quedé tranquila de que fuera así. Mi sorpresa fue ayer por la noche, llamó y me pidió mirar por la ventana de mi casa. El estaba ahí con la tranquilidad autista que posee, entró y charlamos tanto, tanto.
Las cuatro de la mañana, y me di cuenta que me había sedado durante tantas horas con palabras que terminaron encontrando aquello por lo que yo había emprendido un viaje a un lugar tan lejano y ajeno a todo mi ser.
Ahora sé que tuve dos viajes, el de China y el que realicé conmigo misma. Del último no hay fotos, hay secuencias de reconocimiento y cambios.
Sin quererlo, sin planearlo Fito vino a recordarme mis posibilidades, a hacerme conciente de ese viaje que tuve.
valiosa.
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